viernes, 7 de marzo de 2014

La densidad de la viscoelástica.

La densidad de la viscoelástica en los colchones.


Una de las cosas que más dudas genera y sobre las que más disparidad de opiniones hay a la hora de comprar un colchón viscoelástico, es la densidad de la viscoelástica. Desde Sus Colchones intentaremos arrojar luz sobre este asunto, basándonos en datos objetivos y no en percepciones o intereses comerciales.

Densidad es el peso de un material por unidad de volumen. Así, la densidad de un material se puede medir en gramos por centímetro cúbico, kilogramos por metro cúbico, toneladas por hectómetro cúbico, libras por pie cúbico, y de muchas otras formas. Cuanto más denso sea un material, más pesará por unidad de volumen.

En el caso que nos ocupa de la viscoelástica, normalmente la densidad se mide en kilogramos por metro cúbico (kg/m3). Así, por ejemplo, una viscoelástica con una densidad de 50kg/m3 quiere decir que un metro cúbico de dicha viscoelástica pesa 50 kilogramos, y una viscoelástica de 80kg/m3 quiere decir que un metro cúbico de dicha viscoelástica pesa 80 kilogramos. Está claro que cuanto más densa es la viscoelástica, más material tiene, y esto es bueno y malo.

Antes de explicar porqué es bueno y malo que una viscoelástica sea más densa, hay que tener muy en cuenta también, que no todas las viscoelásticas tienen la misma calidad, independientemente de la densidad. Es decir, se puede fabricar viscoelásticas con densidades iguales y calidades muy distintas, que dependerá claro está de la calidad de la materia prima empleada en su fabricación, que puede ser mejor o peor. Así pues al contrario de lo que muchos piensan, una viscoelástica más densa no tiene por qué ser más cara de fabricar que una menos densa si se emplean materiales de peor calidad. Además, incluso en viscoelásticas de la misma calidad, el incremento del coste en la fabricación de un colchón con una densidad de viscoelástica mayor es marginal, y una vez descontados los márgenes comerciales, las fundas, la mano de obra, los envíos y el resto de materiales, ronda del 3% al 5% en el precio final del colchón, con lo que un colchón con una viscoelástica de densidad media con un PVP de 400 Euros, con una densidad alta podría ser de 410-420 Euros, lo que no justifica que se cobre hasta el doble en muchos casos. Así pues, el coste no es un factor determinante en la elección de una densidad u otra.

Pero volvamos a la importancia verdadera de la densidad. Decíamos que una densidad más alta o más baja tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La viscoelástica es una espuma de poro abierto. En un volumen dado de viscoelástica, todo lo que no sea material, es aire. Cuanto más densa sea la viscoelástica más pequeñas serán las celdas o poros en la espuma, lo que implica mayor cantidad de material y menor espacio para circular el aire, y cuanto menos densa sea la viscoelástica más grandes serán las celdas o poros, lo que implica menor cantidad de material y más espacio para circular el aire. Cuanto más material tenga la viscoelástica, es decir, cuanto más densa sea, mayor durabilidad ofrecerá, y menor capacidad de ventilación tendrá. Por el contrario, cuanto menos material tenga la viscoelástica, es decir, cuanto menos densa sea, menor durabilidad tendrá, y mayor capacidad de ventilación ofrecerá. Esta es la clave en la elección de la densidad. Hay que encontrar una densidad que nos de la durabilidad suficiente, pero ofreciendo al mismo tiempo la máxima ventilación. Según la Asociación de la Cama Española, y otras asociaciones mundiales, un colchón hay que cambiarlo por motivos de higiene a los 10 años de haberlo comprado. De esta forma, hay que encontrar una densidad de la viscoelástica que permita una durabilidad al colchón de 10 años. Una densidad menor no ofrecerá la durabilidad deseada, y una densidad mayor la incrementará innecesariamente, sacrificando notablemente la ventilación de la viscoelástica, haciendo el colchón más caluroso y menos higiénico, lo que implica un nivel de confort menor y, paradójicamente, una vida útil menor debido a la menor higiene del mismo (No hay viscoelásticas más densas que ventilen mejor que viscoelásticas menos densas, por mucho que insistan en que son de poro abierto, ya que todas lo son). Tras infinidad de estudios por los principales fabricantes de espuma, fabricantes de colchones y asociaciones varias, la densidad de la viscoelástica ideal para cumplir el objetivo de vida útil y ventilación deseadas es de 55-60 kg/m3. Esta es la densidad empleada por la mayoría de fabricantes, además de ser la densidad empleada en colchones hospitalarios para pacientes con movilidad reducida, y por supuesto en nuestro colchón viscoelástico Visco128. Menores densidades harán el colchón menos duradero, y mayores densidades harán que el colchón ofrezca peor ventilación, haciéndolo menos higiénico.

Por último, la densidad de la viscoelástica no influye en absoluto en la firmeza del colchón. Mucha gente piensa que cuanto más densa sea una espuma más firme es, y esto es totalmente falso. Se pueden hacer espumas poco densas muy firmes, y muy densas y poco firmes. Además, en el caso de la viscoelástica, normalmente independientemente de la densidad se suelen fabricar con una firmeza más suave, ya que ofrece mejor adaptación, jugando con la altura de la misma y el material de soporte para darle más o menos firmeza al colchón.

CONCLUSIONES


  1. El coste no es un factor determinante en la elección de la densidad de la viscoelástica para la fabricación de un colchón. La repercusión en el precio final del colchón es mínima, con lo que no está justificada la diferencia de precios que ofrecen muchas tiendas.
  2. La densidad de la viscoelástica debe ofrecer un equilibrio entre durabilidad y ventilación. La densidad no tiene que ser ni muy baja ni muy alta. La densidad perfecta para la fabricación de colchones es de 55-60 kg/m3. Demostrado.
  3. La densidad de la viscoelástica no influye en la firmeza del colchón.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Carta enviada por Mercedes de Pozuelo de Alarcón.

Aquí os dejamos una carta que nos ha enviado Mercedes, la ponemos íntegra tal y como nos la ha enviado, es muy divertida y didáctica :) Muchas gracias Mercedes.

El colchón de los Martín

Los Martín pertenecen a esa clase de españoles que llevan una temporada durmiendo juntos y que debían cambiar su colchón....

-          Pero cómo, ¿qué tienen un colchón de 14 años y aún no lo han cambiado? Pues su descaso y su espalda están en juego...- mensaje de todos los comerciales de colchones a los que te acercas con cara de pobre pidiendo información al respecto... ¡esto es más complicado que comprar un coche!

Después de asumir que estás cometiendo una aberración contra tu espalda y tu descanso empieza la peregrinación por los centros comerciales y tiendas especializadas del sector:

-          Ahora mismo hay unas novedades en el mercado que no va a creer.. Acompáñeme... 14 años es mucho tiempo para esta tecnología...

Y vas, claro...

Con tu cara de recién llegado a comprarte “EL” colchón, tumbándote en todos los modelos de una “amplísima” exposición con sus almohadas de todo tipo y sus protectores para los zapatos a los pies con alguna que otra mancha ya por el uso..

Compruebas que las lámparas de las tiendas, las canalizaciones del agua y el aire acondicionado están bastante mal mantenidas y que luz es bastante más molesta cuando estás ahí tumbado boca arriba que cuando estás de pie paseando por la tienda....

Y allí estás tú, tumbado con tu pareja al lado dando vueltas como un bobo mi comprobando la firmeza, consistencia, dibujo, peso, grosor de un colchón de muelles, de látex, de visco, de tecnología “air no sé qué” que permite soñar que estás en un avión, con “nichos” independientes, con efectos anti rebote, con tratamiento anti ácaros, anti polución y anticorrosión y no sabes qué más “anti” que cuando, en un momento de estos, te levantas y tienes el gusto de verte en uno de los espejos de la tienda, estás completamente pálido (de tanto me tumbo me levanto) y tienes los pelos completamente electrizados, por no contar que la falda o el pantalón están hechos un churro de puro arrugados.,

-          No verá, lo que usted necesita es un colchón de muelles reforzados con separación de senos y tratamiento anti sudor, porque claro, con la diferencia de estatura entre usted y su marido qué menos...- Y tú piensas, me está llamando enana y a mi marido...

-          ¿De qué?

-          Bueno, quizá de Latex con refuerzos laterales y lumbares para sus dolores de espalda, que seguro que tiene porque con un colchón de 14 años....

Llegados a este punto, enana, con problemas de espalda y de sudoración... te levantas educadamente y dices que crees que no es el momento de elegir un colchón... que ya volverás otro día...

Otra cosa son esas tiendas que huelen a una mezcla de jazmín, naranja, chimenea y spa que cuando entras están llenas de cortinas blancas y camas de ensueño... Blancas, estupendas, enormes.. con esa música que cuando el dependiente llega y te dice que pruebes una cama y elijas almohada lo único quieres es que, de paso, te traiga el edredón, el pijama y apague la luz antes de salir...

Pero claro, cuando te dice el precio del colchón en cuestión (que realmente no sabes de lo que es ni de lo que está hecho, pero bonito, lo que se dice bonito y cómodo, lo que se dice cómodo, es) te levantas y dices que, por mucho que un colchón se amortice con el uso y que sólo hay que cambiarlo cada 10 años, no estás en este momento para sustos que te quiten el sueño.

Entonces empieza la siguiente fase: la búsqueda por Internet de todos los modelos que has visto, te han contacto, has probado y las comparativas de precio y calidades...

Y ¿cuánto tiempo lleva todo esto?

Pues en nuestro caso casi tres años (al principio sí tenía los consabidos 10 u 11 años necesarios para el cambio) que a periodos intermitentes, coincidiendo con los dolores de espalda, las rebajas o las noches durmiendo en la cama con los niños decides que empiezas de nuevo con la búsqueda y... ¿entre tanto? Pues nada, que sigues durmiendo en el mismo colchón, que estás harto de pasarte los fines de semana buscando y las noches haciendo comparativas, de que hasta la vecina te recomiende al colchonero de la esquina y sobre todo, de que te duela efectivamente la espalda... pero ¡sigues sin colchón!

Hasta que...

  1. Fijas de nuevo variables (precio, tiempo de entrega, dolor de espalda, número de niños en casa, tiempo disponible...)
  2. Decides ganar tiempo
  3. Hablas con una compañera de trabajo que te da una dirección WEB (ella se ha comprado uno ¡claro!)
  4. Se lo enseñas a tu mujer por la noche al llegar a casa
  5. Ves a un tío de Zaragoza que vende colchones y te los enseña por delante y por detrás y te lees su historia
  6. Le escribes un mail para preguntar unas cosillas y te contesta en dos horas....
  7. A las malas, si el colchón es una pena, en relativamente poco tiempo amortizas la inversión y te compras otro mejor...

¿Nos lanzamos? Pues nos lanzamos.


Llega el colchón como la alfombra de Aladino.
Lo abres y dejas que coja aire (sin tirar el otro no vaya a ser que....)
Se infla y es muy mono...
Abres las almohadas y huelen bien... (¿A qué huele esto que has comprado mamá?)
Llega la noche y te pones con la cama...

  1. Resulta que este colchón no pesa nada (comparado con el otro)
  2. Que es más finito que cosa más curiosa (comparado con el otro)
  3. Que no cuesta remeter las sábanas ni el edredón....

Y te metes dentro....

¡Ah! ¡Qué momento!
Colchón nuevo en casa, ¡lo increíble se ha hecho creíble y tangible!

Nos hemos decidido por fin aunque tu madre te dice que con ese precio y doblado como una alfombra no puede ser bueno...

Pero...

- Cuando te metes está blandito..
- Y te hundes un poco como en los colchones de lana de casa de tu abuela
- Y notas un calor muy agradable al tumbarte (no sé que será en agosto, nosotros lo hemos estrenado en diciembre)
- Y la almohada, aunque alta, también se deforma al apoyarte... (aunque yo me quedo con la mía de antes, mi marido con la nueva)

Y...

Te duermes como un bendito....
Y al despertarte parece que no te duele la espalda....

Pero ¿sabéis lo mejor? ¿Cuándo uno sabe realmente que ha acertado?

Cuando llegas una noche a la cama y de cuatro niños tienes a tres metidos dentro y roncando como angelitos....

Ahora resulta que el mejor colchón de la casa, el más agradable, el más calentito, el más acogedor, es el de papá y mamá... y si ellos no están dentro mejor que mejor

- Y ¿Mamá, esa otra almohada que compraste, si no la usas, me la puedes dar a mí? Es que huele tan bien....


Para “Sus Colchones”

Un placer escribirlo,
¡Un descanso por fin comprarlo!

Mercedes Alcázar, 2012

jueves, 22 de septiembre de 2011

Publicidad engañosa

Nos gustaría estrenar el blog con un tema que se repite con demasiada frecuencia en la venta de colchones, como es la publicidad engañosa. Esto es algo que perjudica claramente al consumidor, ya que se le está ofreciendo un colchón con unas características o unas propiedades que no tiene, pero que además perjudica también a las tiendas de colchones como la nuestra con políticas de publicidad y marketing transparentes, que intentan informar al potencial cliente de lo que realmente van a comprar. Nos ocurre en ocasiones que nos llama alguien y al preguntarnos por las diferentes características y propiedades de nuestros colchones no pueden evitar sentirse un poco decepcionados. ¿Por qué? Pues para entender esto nada mejor que poner tan sólo dos ejemplos de publicidad engañosa que con los que nos hemos topado, sin buscarlos, en los últimos días. Están sacados de un artículo sobre colchones en un suplemento dominical de tirada nacional y de un anuncio de unos grandes almacenes en un periódico. En todos los casos se trata de primeras marcas de colchones a nivel nacional, es decir, no se trata de marcas, tiendas o empresas pequeñas que tengan que recurrir a este tipo de publicidad para luchar contra los grandes, sino de los líderes en el sector del descanso en España. En el primero de los colchones nos dicen que produce un “sueño natural, que alivia la tensión y reduce el estrés”, que “posee un termostato que mejora la circulación” y también nos ofrece un “microclima” y “tres calidades de confort”. En el segundo ejemplo, nos encontramos con un colchón que “te cuida, te regenera y te protege, absorbiendo el calor corporal y emitiéndolo en forma de energía infrarroja”. Además, “aumenta el flujo sanguíneo y la vasodilatación local, potenciando la actividad celular”. Esto “favorece la eliminación de toxinas para que la piel esté más flexible, luminosa, tersa y luzca un aspecto más joven”. Sin comentarios. Aunque si como decimos habrá personas que se dejen seducir por estas prácticas y se muestren decepcionados cuando les decimos que nuestros colchones no tienen estas propiedades, afortunadamente la mayoría de la gente aprecia la honestidad y que les cuenten las cosas como son, por eso en SUS COLCHONES no nos entregamos a este tipo de publicidad y seguiremos ofreciendo a nuestros clientes una información veraz y transparente de nuestros colchones. En nuestros colchones descansarás de maravilla, y te levantarás más descansado que antes, pero no parecerás 10 años más joven, eso seguro. SUS COLCHONES