miércoles, 1 de febrero de 2012

Carta enviada por Mercedes de Pozuelo de Alarcón.

Aquí os dejamos una carta que nos ha enviado Mercedes, la ponemos íntegra tal y como nos la ha enviado, es muy divertida y didáctica :) Muchas gracias Mercedes.

El colchón de los Martín

Los Martín pertenecen a esa clase de españoles que llevan una temporada durmiendo juntos y que debían cambiar su colchón....

-          Pero cómo, ¿qué tienen un colchón de 14 años y aún no lo han cambiado? Pues su descaso y su espalda están en juego...- mensaje de todos los comerciales de colchones a los que te acercas con cara de pobre pidiendo información al respecto... ¡esto es más complicado que comprar un coche!

Después de asumir que estás cometiendo una aberración contra tu espalda y tu descanso empieza la peregrinación por los centros comerciales y tiendas especializadas del sector:

-          Ahora mismo hay unas novedades en el mercado que no va a creer.. Acompáñeme... 14 años es mucho tiempo para esta tecnología...

Y vas, claro...

Con tu cara de recién llegado a comprarte “EL” colchón, tumbándote en todos los modelos de una “amplísima” exposición con sus almohadas de todo tipo y sus protectores para los zapatos a los pies con alguna que otra mancha ya por el uso..

Compruebas que las lámparas de las tiendas, las canalizaciones del agua y el aire acondicionado están bastante mal mantenidas y que luz es bastante más molesta cuando estás ahí tumbado boca arriba que cuando estás de pie paseando por la tienda....

Y allí estás tú, tumbado con tu pareja al lado dando vueltas como un bobo mi comprobando la firmeza, consistencia, dibujo, peso, grosor de un colchón de muelles, de látex, de visco, de tecnología “air no sé qué” que permite soñar que estás en un avión, con “nichos” independientes, con efectos anti rebote, con tratamiento anti ácaros, anti polución y anticorrosión y no sabes qué más “anti” que cuando, en un momento de estos, te levantas y tienes el gusto de verte en uno de los espejos de la tienda, estás completamente pálido (de tanto me tumbo me levanto) y tienes los pelos completamente electrizados, por no contar que la falda o el pantalón están hechos un churro de puro arrugados.,

-          No verá, lo que usted necesita es un colchón de muelles reforzados con separación de senos y tratamiento anti sudor, porque claro, con la diferencia de estatura entre usted y su marido qué menos...- Y tú piensas, me está llamando enana y a mi marido...

-          ¿De qué?

-          Bueno, quizá de Latex con refuerzos laterales y lumbares para sus dolores de espalda, que seguro que tiene porque con un colchón de 14 años....

Llegados a este punto, enana, con problemas de espalda y de sudoración... te levantas educadamente y dices que crees que no es el momento de elegir un colchón... que ya volverás otro día...

Otra cosa son esas tiendas que huelen a una mezcla de jazmín, naranja, chimenea y spa que cuando entras están llenas de cortinas blancas y camas de ensueño... Blancas, estupendas, enormes.. con esa música que cuando el dependiente llega y te dice que pruebes una cama y elijas almohada lo único quieres es que, de paso, te traiga el edredón, el pijama y apague la luz antes de salir...

Pero claro, cuando te dice el precio del colchón en cuestión (que realmente no sabes de lo que es ni de lo que está hecho, pero bonito, lo que se dice bonito y cómodo, lo que se dice cómodo, es) te levantas y dices que, por mucho que un colchón se amortice con el uso y que sólo hay que cambiarlo cada 10 años, no estás en este momento para sustos que te quiten el sueño.

Entonces empieza la siguiente fase: la búsqueda por Internet de todos los modelos que has visto, te han contacto, has probado y las comparativas de precio y calidades...

Y ¿cuánto tiempo lleva todo esto?

Pues en nuestro caso casi tres años (al principio sí tenía los consabidos 10 u 11 años necesarios para el cambio) que a periodos intermitentes, coincidiendo con los dolores de espalda, las rebajas o las noches durmiendo en la cama con los niños decides que empiezas de nuevo con la búsqueda y... ¿entre tanto? Pues nada, que sigues durmiendo en el mismo colchón, que estás harto de pasarte los fines de semana buscando y las noches haciendo comparativas, de que hasta la vecina te recomiende al colchonero de la esquina y sobre todo, de que te duela efectivamente la espalda... pero ¡sigues sin colchón!

Hasta que...

  1. Fijas de nuevo variables (precio, tiempo de entrega, dolor de espalda, número de niños en casa, tiempo disponible...)
  2. Decides ganar tiempo
  3. Hablas con una compañera de trabajo que te da una dirección WEB (ella se ha comprado uno ¡claro!)
  4. Se lo enseñas a tu mujer por la noche al llegar a casa
  5. Ves a un tío de Zaragoza que vende colchones y te los enseña por delante y por detrás y te lees su historia
  6. Le escribes un mail para preguntar unas cosillas y te contesta en dos horas....
  7. A las malas, si el colchón es una pena, en relativamente poco tiempo amortizas la inversión y te compras otro mejor...

¿Nos lanzamos? Pues nos lanzamos.


Llega el colchón como la alfombra de Aladino.
Lo abres y dejas que coja aire (sin tirar el otro no vaya a ser que....)
Se infla y es muy mono...
Abres las almohadas y huelen bien... (¿A qué huele esto que has comprado mamá?)
Llega la noche y te pones con la cama...

  1. Resulta que este colchón no pesa nada (comparado con el otro)
  2. Que es más finito que cosa más curiosa (comparado con el otro)
  3. Que no cuesta remeter las sábanas ni el edredón....

Y te metes dentro....

¡Ah! ¡Qué momento!
Colchón nuevo en casa, ¡lo increíble se ha hecho creíble y tangible!

Nos hemos decidido por fin aunque tu madre te dice que con ese precio y doblado como una alfombra no puede ser bueno...

Pero...

- Cuando te metes está blandito..
- Y te hundes un poco como en los colchones de lana de casa de tu abuela
- Y notas un calor muy agradable al tumbarte (no sé que será en agosto, nosotros lo hemos estrenado en diciembre)
- Y la almohada, aunque alta, también se deforma al apoyarte... (aunque yo me quedo con la mía de antes, mi marido con la nueva)

Y...

Te duermes como un bendito....
Y al despertarte parece que no te duele la espalda....

Pero ¿sabéis lo mejor? ¿Cuándo uno sabe realmente que ha acertado?

Cuando llegas una noche a la cama y de cuatro niños tienes a tres metidos dentro y roncando como angelitos....

Ahora resulta que el mejor colchón de la casa, el más agradable, el más calentito, el más acogedor, es el de papá y mamá... y si ellos no están dentro mejor que mejor

- Y ¿Mamá, esa otra almohada que compraste, si no la usas, me la puedes dar a mí? Es que huele tan bien....


Para “Sus Colchones”

Un placer escribirlo,
¡Un descanso por fin comprarlo!

Mercedes Alcázar, 2012

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